FLORES DE BACH Y AUTOCONOCIMIENTO

Las Flores de Bach forman parte de las diversas terapias holísticas que han tomado protagonismo las últimas décadas cuando hablamos de salud natural. 38 remedios componen este sistema floral, los que ejercen una visible influencia a nivel físico, mental, emocional así como también en el plano espiritual.

Nuestro cuerpo físico es el que enferma a partir de la “mala calidad” de nuestros pensamientos y emociones, los que con el paso del tiempo nos van alejando de nuestro propósito espiritual hasta producirse la enfermedad.

Estos pensamientos y emociones que nos enferman se van formando a medida que vamos creciendo y como consecuencia de la influencia que ejerce el entorno en nuestra individualidad, alimentándonos de condicionamientos sobre cómo “deberíamos ser”, interfiriendo así en nuestras verdaderas necesidades, sueños y proyectos de vida.

A lo anterior debemos agregar cada una de las experiencias que van dejando huellas en nuestra personalidad y autoestima, tales como, carencias afectivas, abuso sexual, violencia física y/o sicologica, abandono, rechazo, indiferencia, críticas excesivas, sobre exigencias o sobre protección van afectando la construcción saludable de quienes somos.

La mente comienza a identificarse con creencias y mandatos sociales, culturales y familiares que se van internalizando, de forma consciente o inconsciente, como verdad:

“No eres capaz, no sirves para eso, mira en lo que te has convertido, has descuidado tu cuerpo, los hombres no lloran, las mujeres deben ser de tal o cual forma, debes ser exitosa, tú no opines, no puedes fallar, nadie te va a querer así ”, entre muchos otros.

La relación con nosotras mismas se empobrece apagando poco a poco nuestra luz, integrándonos al mundo desde aquella sensación de insuficiencia e inseguridad, buscando inconscientemente en nuestro entorno todo lo que faltó en nuestro interior. En el amor y contención de la pareja, la valoración de nuestros padres, la comprensión y apoyo de los amigos y hermanos, la admiración laboral y/o las expectativas que ponemos sobre nuestras/os hijas/os.

Aquellas creencias sobre nosotras mismas comienzan a condicionar nuestros actos y desiciones de acuerdo a lo que “creemos” nuestro entorno espera que hagamos, bloqueando y reprimiendo nuestra verdadera personalidad. Nos paramos ante el mundo bajo el miedo a no pertenecer que comienza a construir una falsa individualidad y que con el paso del tiempo nos aleja cada vez más de nuestro verdadero Ser.

Nos agobia, nos estresa y enferma la sola sensación de fallar, de no ser aceptados o de no pertenecer a nuestro sistema familiar, cultural o social. Planificamos y estructuramos lo que “suponemos” debemos ser, luchando contra nuestra esencia y plan de alma o propósito de vida, sin ser conscientes de ésto, ya que en nuestros primeros años y experiencias se fue grabando la idea de que “ser quienes éramos, no era suficiente”.

Cuando nos alejamos de nuestra alma, yo interior, esencia o verdadera personalidad comienzan a generarse vacíos internos de los que intentamos incansablemente huir, ya que si paramos, conectamos con las carencias que hay en nuestro interior, con la tristeza y dolor que fueron dejando tales situaciones vividas.

Buscamos compensar ese vacío en la incesante compra de bienes materiales, en el exceso de trabajo, la ambición económica, la obsesión por la belleza física, el apego negativo e idealizacion del amor de pareja, la condicionante necesidad de valoración y aceptación familiar, cualquier tipo de adicción (sexo, drogas, comida, alcohol, tabaco, fármacos, redes sociales, video juegos, juegos de azar, etc.) o incluso la espiritualidad cuando esta pasa a ser una forma de evasión del problema de base.

Mientras más buscamos el reconocimiento en nuestro exterior más nos alejamos de nosotras mismas, ignorando y apartándonos de nuestra propia valoración hasta enfermar, dejando en otros la responsabilidad de hacernos sentir valoradas y amadas, estancándonos muchas veces, en un círculo que incrementa la baja autoestima, cayendo en hábitos, trabajos y relaciones que nos alejan aún más de nuestro camino evolutivo y que no nos permiten avanzar.

LA TERAPIA FLORAL

La terapia floral aborda desde lo emocional la enfermedad, ya que son nuestros miedos, inseguridades y baja autoestima lo que nos ha enfermado. Aquellas creencias que nos condicionaron a cumplir las expectativas de otros y no las que realmente veníamos a este mundo a experimentar como individuos únicos y con una misión particular.

Las Flores de Bach nos ayudan a traer al plano consciente lo que no somos capaces de ver, permiten darnos cuenta de los patrones y creencias limitantes que se repiten en nuestra vida y que afectan nuestro desarrollo personal.

En el proceso de construcción de nuestra personalidad, que se ha fundamentado en carencias, sensación de rechazo y soledad, nuestra verdadera individualidad ha quedado escondida tras capas de rabia y tristeza, que a su vez, pueden también haber quedado ocultas tras nuevas capas de estructuras mentales y emocionales.

Estas estructuras funcionan como mecanismos de protección que nos permitieron pararnos, de la forma que fuera posible, ante las dificultades que experimentamos, sobre todo, en nuestros primeros años de vida.

Es fundamental en la observación terapéutica reconocer aquellas estructuras visibles de nuestra personalidad, ya que al ir trabajando en ellas comienzan a aparecer las verdaderas emociones como la rabia, tristeza, impotencia, frustración, culpa y/o inseguridad.

Al aceptar aquellas emociones y aprendiendo a gestionarlas de forma adecuada podemos identificar las creencias mentales en las que nos fuimos construyendo, tales como la desvalorización, sensación de no merecimiento, miedo al abandono, entre otras.

Sólo al llegar a estos patrones y creencias que han formado nuestra forma de ver y movernos ante el mundo, es que podemos sanar la raíz de lo que nos ha enfermado.

Cada una de estas capas de estructuras, patrones, creencias y emociones negativas nos han alejado de nuestro centro, cualidades y dones, de nuestra misión y propósito de vida, bloqueando aquella luz que veníamos a entregar.

A medida que hemos reconocido aquello que nos enferma comenzamos a trabajar las nuevas creencias mentales, a transformar la forma en que nos vemos y nos tratamos internamente a nosotras mismas, integrando la valoración y amor propio desde la idea de ser quien REALMENTE somos y no por lo que hacemos o entregamos a los demás, comprendiendo que el vacío interno se produce al separarnos en dos: en lo que aceptamos y lo que negamos de nosotras mismas.

Es importante comprender que el tan ansiado equilibrio interior sólo se recupera cuando hemos aceptado nuestro Ser en su totalidad, cuando integramos tanto la luz como la sombra, cuando abrazamos nuestra historia completa, cuando escuchamos nuestra propia voz, cuando dejamos de mostrar al mundo sólo una parte de quienes somos, cuando aceptamos que todo lo que nos sucede y sucedió, forma parte de nuestro camino de desarrollo personal y evolución.

EL CUERPO COMO INSTRUMENTO DE EVOLUCIÓN

Quisiera destacar que el trabajo e intención terapéutica consiste en reeducarnos en la comprensión de nuestro cuerpo, mente y emociones; considerando nuestro cuerpo como portador de nuestras historias y experiencias de vida, un vehiculo mensajero que debemos aprender a escuchar, ya que a través de los síntomas o enfermedades nos da las alertas que nos guían en nuestro proceso evolutivo.

Nos invita a tomar conciencia de que, cada vez que no nos escuchamos, no nos respetamos o no nos valoramos internamente aparece la ansiedad, estrés, angustia y en consecuencia nuestro cuerpo se deprime o enferma.

En el residen todas nuestras memorias: el sufrimiento, traumas y miedos, todas las heridas que hemos venido a trascender; así como también las relacionadas al placer, alegría, motivación y felicidad, aquellas que nos ayudan a reconectar con los dones y talentos que vinimos a compartir con los demás.

Cada parte de nuestro cuerpo nos habla a diario, alertándonos cuando vamos en la dirección correcta o incorrecta, para poder así, tomar desiciones orientadas a nuestro bienestar, pero que muchas veces nos cuesta interpretar.

Dejamos pasar esos pequeños dolores de cabeza, esa molestia en la espalda o rodilla hasta que ya no hay vuelta atrás. No prestamos la debida atención a la tristeza, enojo o angustia, queriendo obviarlas para que pasen lo más rápido posible, ya que nos impiden hacer nuestra “vida normal”.

Cuando nos desconectamos de nuestro cuerpo para no enfrentar aquellos dolores y memorias bloqueadas, nos desconectamos también del verdadero sentir, aquel que nace de nuestro propio Ser y no a partir de estímulos externos, que generan una felicidad ilusória y pasajera, y que aumenta la sensación de vacío interno.

Al volver a conectar con nuestro mundo interior de forma saludable, consciente y responsable podemos generar desde nosotras mismas la sensación de amor, alegría, disfrute y placer, ya que nos volvemos más conscientes del momento presente, nos entregamos a las relaciones de forma sana y equilibrada en el dar y recibir, somos capaces de tomar desiciones asertivas que provienen de la seguridad, establecemos límites saludables, nos escuchamos, contenemos, admiramos y validamos internamente, y por sobre todo, descansamos y hacemos las pausas necesarias que nos permite reflexionar, confiar y trabajar en nuestros sueños.

La felicidad deja de ser una proyección a largo plazo condicionada por nuestros logros, éxito o bienes materiales, pasando a ser un estado que proviene de nuestro interior, de seguir permanentemente los dictados de nuestro corazón, así como también de la forma en que enfrentamos los desafíos que se presentan a lo largo de nuestra vida, tomándolos como oportunidades de crecimiento y evolución.

Para agendar una hora pincha AQUÍ

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s